sábado, 11 de febrero de 2012

Y LOS MALOS SIEMPRE GANAN

A mi, el cuento me lo enseñaron de otra forma. El final era feliz; la alegría llegaba en la última página, y el bueno... acababa ganando...
Así me ensañaron la historia. Y así me enseñó mi madre los valores esenciales de una persona y los pilares básicos sobre los que se sustentaba una sociedad; que los buenos siempre acababan ganando...
Pero creo que me engañaron... creo que tan sólo me enseñaron fábulas inocentes para que, al menos en la infancia, me acercara a algo parecido a la felicidad. O acaso simplemente, en su deseo de que todo lo conociera, me dibujó aquel mundo de "mentiras felices y de heroes bondadosos" para que aprendiera que la virtud, la pureza, la inocencia y la generosidad son posibles... aunque no sean conceptos reales...
Y poco a poco fuimos creciendo y descubriendo, especialmente en los últimos tiempos, que los buenos suelen caer derrotados.
Derrotada fue la esperanza en una sociedad igualitaria y justa, en un estado de bienestar general, donde los que tienen menos recursos pudieran compartir oportunidades y servicios con los más poderosos... Eso no podía permitirse, y el capitalismo más brutal y trasnochado se empeñó -inventando una crisis que sólo sufren los más pobres- en cambiar el horizonte; ¿como va a ser posible que todo el mundo tenga un techo? ¿como va a ser posible que todos tengan derecho a la educación? ¿como va a permitirse que el acceso a la sanidad sea universal?
Y la respuesta colectiva, anónima y espontánea, que surgió para contestar aquel enemigo que traía la noche, volvió a enarbolar la bandera de la esperanza, Algunos se empeñaron en ponerle nombre (el 15-M; los Indignados...), pero muchos sabíamos que la necesidad de poner etiquetas no era más que un recurso de intereses ocultos y extraños que acabaron por descabezar la inocencia y la frescura de aquella nueva esperanza... Y de nuevo volvió a ser derrotada la ilusión... o escondida bajo voces apagadas y obligadas a callar...
Y junto a todo esto, cientos y cientos de medidas, de actitudes, de comportamientos que-impuestos por eso que llaman "los mercados", o la "troika", o el "interés europeo"... y que, en realidad, no son más que "los malos" de nuestros cuentos infantiles- siguen ahogando y estrangulando día a día a los más débiles, a los que conforman el conjunto general de la sociedad...
Y acaso, en la sinrazón sin límites, ahora sólo queda comenzar a tapar bocas... La más reciente; la boca tapada en los Juzgados. No es que el Juez Garzón sea santo de mi devoción; ni un heroe de mis sueños; ni tan siquiera un ejemplo de comportamiento... pero políticos corruptos, banqueros sin escrúpulos, mafiosos y delincuentes (que no son sinónimos de los anteriores) pasean por nuestros calles ante la incredulidad general despues de protagonizar hechos escandalosos y terribles y, en cambio, este hombre merece la inhabilitación de su cargo por investigar (aunque fuera de forma inadecuada) las patrañas y mentiras de los primeros... Definitivamente derrotada está la esperanza en que esto pueda cambiar...
Está claro que al final siempre ganan los malos. Habrá que comenzar a cambiar los cuentos.