jueves, 3 de agosto de 2023

EL ÚLTIMO PASO

EL ÚLTIMO PASO

Amanece. Con sumo cuidado abre la persiana de la habitación mientras la claridad subyugante conquista el espacio tenue para llenarlo de vida. Es esa sensación lumínica la que le produce la mayor contradicción.

No se atreve a mirarlo. Le escucha respirar con dificultad, con aquellos estertores profundos y débiles. Se acerca a la cama e intenta erguirlo. Cada día le cuesta más pese a que cada jornada aquel fardo de huesos y piel empobrece y empobrece.

Hoy volverá a ser otra oportunidad. Se lo había prometido. Le aseguró que no le dejaría irse en aquel frío hospital. Le juró que no permitiría que perdiese la dignidad. Le garantizó que le ayudaría a marchar cuando él supiese que era todo imposible…

Y ha cumplido su palabra. Pero no le mira a los ojos. Se acerca a la jeringuilla cargada que está sobre la mesilla de noche. Frota con un algodón el pequeño trozo de piel que puede encontrar en aquel brazo vacío de vida. Clava la aguja y con sumo cuidado inyecta el líquido que contiene. Nota como el cuerpo se contrae. La morfina comienza a hacer su efecto. La respiración se hace más lenta.

Es ahora cuando se atreve a mirarle a los ojos. Le sonríe. Y comienza a hablarle, mientras que con un paño húmedo le lava la cara y el torso desnudo y encogido.

Le ha vuelto a mentir. Hoy tampoco toca irse. Tiene tantas cosas que contarle, tantas cosas. No cesa ni un instante de hablarle, de sonreírle profundamente mientras lo limpia. En ocasiones se le escapa alguna lágrima.

Después le arregla la cama y es, en ese preciso instante, cuando observa las otras jeringuillas de Midazolam y Propofol. Eran las que le hicieron llegar junto al Documento de Instrucciones Previas que se establecían en el Testamento Vital.

Ha cumplido su palabra. Sólo le queda ese último paso. Pero hoy tampoco será. Tiene tantas cosas, tantas cosas que contarle.

 

miércoles, 2 de agosto de 2023

FELICIDAD

FELICES

Están felizmente casados. El acaba de pedir una nueva hipoteca sobre la propiedad que heredó de su madre. Ella ha renovado el contrato en la tienda con una más que suculenta subida salarial fruto de las ingentes ventas que realiza diariamente.

Él irá a visitar los museos madrileños este fin de semana, con el ansia desbordada de admirar la exposición de Sorolla en el Palacio Real. Ya se imagina paseando lentamente por los salones de Génova absorto ante la luz que emanará de los lienzos del pintor valenciano. Ella se dejará acariciar por la brisa marina admirando los paisajes infinitos de la costa y verá atardecer, sentada en el arenal, cautivada por las líneas asfixiantes de una compleja novela negra.

El destino, caprichoso, hoy ha vuelto a juntarlos. Se han alegrado de verse. Dos besos, muchas sonrisas y un montón de interrupciones en un diálogo apurado donde tienen tanto que contarse que pronto aparece un molesto silencio. Él no le habla de pintura ni de Sorolla… ella tampoco cita su escapada a la playa. Se despiden con cariño como queriendo prolongar ese mínimo instante que sabe a derrota. Recuerdan, mientras siguen su particular camino, que están felizmente casados.

Quizás esta noche ella sueñe con ver la magia lumínica de Sorolla y él imagine un arenal inmenso e infinito… pero serán felices. Están felizmente casados.