miércoles, 6 de diciembre de 2023

PROTAGONISTA

 Finalizó el libro y sonrió. Realmente era increíble el giro que había dado la historia. Lo había envenado su pareja. Lo que menos hubiese sospechado. Era extraordinaria la trama. 

Se giró y se levantó del sofá para ver a su mujer en la cocina y felicitarla por la novela que le había regalado tres días antes por su cumpleaños. Estaba un poco mareado. Había sido toda una tarde de lectura.

Cual sería su sorpresa al encontrar vacía la cocina. Pensó que había subido a la habitación y se acercó a la escalera. Ahora si se sentía muy mareado.

Y de pronto, todo le pareció extraño. En la puerta de su habitación le sonría su esposa mientras portaba en la mano el mismo frasco de Fentanilo que aparecía en el libro que acaba de leer.

No pudo subir el segundo peldaño. Como no podía haberse dado cuenta que el wisky aquella tarde tenía un sabor extraño.

Sin duda... era un gran novela.

MAÑANA ES TARDE

 -Quizás pudiéramos esperar a mañana.- le dije con absoluta humildad.

Ella me miraba con lástima. Con profunda lástima y con aquella ternura profunda y tenue que poseía y que le apretaba los ojos.

-Daniel. No hay más remedio. Es lo que debemos hacer.

-Pero... no podemos decidirlo mañana?.- volví a preguntar.

Fue en ese momento, en ese instante, cuando observé en el arenal la figura escuálida de mi hija. Volví la mirada a mi mujer. Sé que me amaba profundamente, siempre lo hizo. Me amaba sin límites y de forma especial desde que había nacido nuestra hija Andrea.

-Por el bien de todos debemos hacerlo ya... son ya casi dos semanas esperando y no hay novedades.- volvió a susurrar mientras las púpilas se le llenaban de lágrimas.

-Quizás mañana....- pero no tuve tiempo a acabar la frase.

El cuchillo se había clavado en mi corazón y sólo puede escuchar su lamento.

-Daniel, te quiero. Pero necesitamos comer, Y la carne humana necesita tiempo para asarse....

Y mientras agonizaba todavía pude escuchar:

-Andrea, mi vida, mañana podremos comer.

LA PERFECCIÓN

 Estaba cansado de aquella discusión. Era un debate estéril que a nada les conducía. El sabía que tenía razón. La había tenido siempre al hablar de esa cuestión. Ella se negaba completamente a aceptar sus argumentos. Recelaba y se reía de sus conclusiones. 

-Tu no observas la realidad.- solía añadir, para seguir negando con la cabeza.

Enseguida cambia de tema, desechaba lo obvio, y lo abandonaba en aquella reflexión con la dejadez de quien considera que aquello es una locura.

Pero el no iba a cejar en el empeño de demostrar en lo que creía. Acudiría a la ciencia y demostraría con datos, irrefutables y precisos, que su argumentación era válida y que su conclusión precisa.

Dotado de paciencia se lanzó a la labor. Lo primero que hizo fue analizar el DSM-IV. Era obvio que ese tenía que ser el primer paso.

El DSM-IV, que significa Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, es una clasificación y sistema de diagnóstico psiquiátrico desarrollado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA).El DSM-IV proporciona criterios diagnósticos detallados para una amplia variedad de trastornos mentales y del comportamiento. Estos criterios sirven como guía para los profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos, en el diagnóstico de trastornos mentales en pacientes.

Era evidente que si en la conducta o en la salud mental encontraba algún "detalle" su argumento se caería por su propio peso. Se enfrascó en el análisis. Incluso encontró la última versión, el DSM-V publicada recientemente en 2022 y donde ya incluso se abordan todas las dimensiones de la salud mental. Existen tantos parámetros y tantos rasgos de personalidad incluidos en este Vademecum que hasta la manía más sutil e indiferente es estudiada. Pero tras varias jornadas de análisis y contraste, nada halló en aquellas páginas que a ella le aportara un rasgo negativo, concluyendo que seguía en lo cierto.

Pero fue solo el inicio, y para concluir un trabajo científico quedaba aun mucho camino por recorrer. Fue entonces cuando se sumergió en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner. Este psicólogo estadounidense propuso la teoría de las inteligencias múltiples, que desafía la idea tradicional de que la inteligencia se puede medir de manera unitaria a través de un único coeficiente intelectual (CI). Gardner argumenta que la inteligencia no es una entidad única, sino que se manifiesta en diversas formas, y así podemos encontrar una inteligencia lingüística, lógico-matemática, espacial, corporal-kinestésica, musical, interpersonal, intrapersonal y naturalista. Es importante destacar que la teoría de las inteligencias múltiples no prescribe que todas las personas posean todas estas inteligencias de manera igual. Cada individuo tiene un perfil único de inteligencias, y Gardner sugiere que la educación y la evaluación deberían tener en cuenta esta diversidad. Pero en el caso de ella, o la educación recibida había realizado extraordinariamente su labor docente y formativa o acontecíamos a un verdadero milagro: todas las inteligencias se manifestaban de forma plena y adecuada. Y de nuevo otro argumento que avalaba su hipótesis inicial.

Pero aun debía seguir analizando. Acudió con premura a analizar la belleza física, lo que los vulgares denominamos en nuestra pobreza léxica: "el envase". Es cierto que los cánones tradicionales de belleza  clásica se refieren a los estándares estéticos que fueron apreciados en ciertas culturas y periodos históricos, especialmente en la antigua Grecia y Roma. Estos cánones influenciaron la escultura, la pintura y la representación artística en general. Aunque estos estándares varían según la cultura y la época, algunos elementos comunes de los cánones de belleza clásica siguen vivos y aunque la belleza física es claramente subjetiva y culturalmente variable,  influenciada por diversos factores como las normas estéticas culturales, las preferencias personales y las experiencias individuales siguen empleándose ciertos estándares y medidas para evaluar la belleza física, especialmente en ámbitos como la moda y la publicidad. Así es necesario analizar las proporciones faciales y corporales (aquello que los antiguos griegos denominaron Proporciones Aureas), la simetría, la postura y la actitud, los rasgos faciales específicos, el índice adecuado de masa corporal o los estándares de moda. Cruce opinión con asesores de imagen, esteticistas, maquilladores, monitores de Fitness, terapeutas del Bienestar, diseñadores, consultores de belleza y fotógrafos. Nadie, absolutamente nadie, se atrevió a poner un pero, el más mínimo defecto. Además su opinión y sentencia fue clara, ágil y determinante al plantearles las cuestiones acompañado por aquellos dos grandes amigos senegaleses que suelen acompañarle cuando va a hacer gestiones y que, en ocasiones, intimidan y parecen coaccionar. Pero nada más lejos de la realidad... son majísimos y tienen un gran poder de convicción.

Debía pues encontrar en el error en su inadecuada integración social, en un comportamiento poco educado, en rasgos que definiesen su higiene... Acudió en la búsqueda de un Manuel de Buen Comportamiento, algo semejante a aquellos viejos manuales que durante el franquismo existían en las casas y donde nos enseñaban a rechazar hasta tres veces un regalo o a callar cuando hablaba un adulto o a limpiarse la boca con la servilleta siempre sosteniéndola con dos dedos de las dos manos. Aquellos manuales que construyeron hombre y mujeres educados socialmente, señoritos y señoritas de bien... Por desgracia, los tiempos han cambiado y de aquellos olvidos... estos lodos. Pero decidió analizar cuestiones esenciales como el respeto, la cortesía, la puntualidad, la honestidad, la empatía, la higiene diaria -especialmente por el hecho de la feminidad-, los modales en la mesa, la obligación de cumplir los compromisos, el respeto al espacio personal, el huir de los chismes y "dimes y diretes", la generosidad y hasta el respeto -que ya no la devoción- a la manifestación religiosa y espiritual. Y si bien es cierto que no le pudo atribuir una pasión inmensa por la Santísima Trinidad ni una entrega a la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento y demás Libros Sagrados, todo lo demás se manifiestaba en ella de forma asombrosa, contribuyendo con su quehacer diario al crecimiento de la felicidad a su alrededor

Quedaba pues únicamente comprobar su integración social y su respeto y compromiso con el entorno.

Realizamos un sociograma entre aquellas personas que la conocen.Un sociograma es una representación gráfica de las relaciones sociales dentro de un grupo específico. Este instrumento se utiliza en el ámbito de la sociometría, una rama de la sociología que se ocupa de medir y analizar las relaciones sociales. El centro de todas las flechas confluían en ella. 

Analizó su actitud con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 con muy diversos indicadores; encuestas, informes, herramientas de evaluación de impacto ambiental, consultas públicas, estudio de acciones de la vida diaria, auditorías independientes. Salvo la posesión de un viejo coche que parece contaminar algo de más, pero que es normal que no renuncie a él por la pasión que muestra por las cosas y personas viejas, podría llamársele la Greta Thunberg española debido a su compromiso y cuidado del medio ambiente y del desarrollo sostenible de todos los pueblos y su implicación en esta tarea.

Definitivamente tenía que concluir su argumentación. La ciencia le había dado la razón. El análisis concienzudo lo había determinado. Era perfecta. Definitivamente... era perfecta.

 Ahora tendría que aceptarlo sin rechistar. Se había acabado la discusión.

Pero fue en esa frase... en esa sentencia... cuando se dió cuenta de su error.

¿Perfecta? ¿Discusión?

Recordó a los presocráticos, a Parménides. "El ser es y el no ser no es... y el ser nunca puede llegar a no ser, y el no ser nunca puede llegar a ser". Era evidente, muy evidente.

Y aun se apoyó también en la escolástica y aquel maravilloso argumento ontológico de San Anselmo. 

Como medieval, monje y pensador, San Anselmo no era muy de resumir. Por eso hagamos una síntesis de su idea. San Anselmo define a Dios como "ese del cual nada mayor puede ser concebido" o "el ser que no puede ser concebido como inexistente". Es decir, Dios es el ser más perfecto e imaginable. También sostenía que es "mayor" existir en la realidad que existir solo en la mente. Si Dios es el ser más perfecto e imaginable, entonces la existencia en la realidad debe ser parte de esa perfección. Si alguien desea negar su existencia deberá pensar "Dios no existe". Pero si afirma esa negación es que posee la idea de Dios, de un ser perfecto. Y si decimos que Dios solo existe en la mente y no en la realidad, entonces podríamos concebir un ser aún más grande: uno que exista tanto en la mente como en la realidad. Esto contradice la definición original de Dios como el ser del cual nada mayor puede ser concebido.

Y hay, además de concluir que San Anselmo debía ponerse hasta las cejas de vino de Misa para darle así a la cabeza, lo vió definitivamente claro. Tenía que reconocer que le había ayudado a la iluminación la falta de sueño y los wiskyes que siempre son una extraordinaria herramienta para agilizar el pensamiento.

Había que variar la conclusión. Ella no era perfecta. Debía darle la razón. 

Pues una persona perfecta ama la perfección y, en consecuencia, no se podía haber fijado en alguien tan imperfecto, tan vanal, tan débil, tan inútil, tan deforme y tan poco ilustrado como él.

La perfección reclama perfección, orden, claridad... La perfección es grácil, muestra fortaleza, grandiosidad. Y no puede mancharse con la imperfección.

Esa tarde el que sonrió fue él. Solo le dijo:

-Tenías razón, y cuando alguien tiene razón, hay que dársela y ya está.- concluyendo de forma tajante.

Pero han pasado los años y sigue buscando donde radica, donde se esconde esa imperfección... 

Está claro que es un misterio...¡Hasta es perfecta para esconder sus defectos!

 




domingo, 3 de diciembre de 2023

ESCÉPTICO

 Había aterrizado en el aeropuerto de Schwechat y Viena se mostraba ante mí como una dama generosa que te regala sus tesoros más preciados. Es cierto que la ciudad parece hecha para el invierno. Solemne, formal, corazón de un Imperio que surge para admirarse. Pero a la vez es una perfecta fusión del tránsito del tiempo con equidad y racionalidad, pues no es simplemente un testamento a su pasado ilustre; es una ciudad vibrante y moderna que ha sabido fusionar su herencia histórica con una mentalidad progresista.El bullicio de sus calles contrasta con el abrazo frío que la acoge en el invierno seco.

Allí estaba yo. Por motivos de trabajo. Llevaba ya tres días y, tras las mañanas encerrado en elegantes despachos de empresas donde examinaba documentación para posibles fusiones comerciales, me regalaba solitarias y reconfortantes tardes paseando por los alrededores de mi hotel.

Me alejaba en Kaiserhof Wien, un magnífico establecimiento que me retrotraía a dos siglos antes. Todo era allí un elegante lujo contenido, sin estridencias, pero con una elegancia soberbia.

El paseo hasta la estación Karlsplatz llenó mi retina de soberbias estampas imperiales. Tuve tiempo para visitar el Palacio Schönbrunn, el Musikverein donde resonaba Mozart con su grandeza extraordinaria, e incluso la llamativa Escuela Española de Equitación que me recordó la estrecha relación de esta mágica ciudad con nuestro país, cuando los Austrias se atrevieron a ser la dinastía más poderosa de la Tierra. 

Imbuido por la magia y el espíritu navideño, en aquel diciembre que comenzaba, visité también la comercial calle Kärtner Strasse y no pude evitar comprar algo. Supongo que pasear sin una bolsa era como un insulto al espectáculo.

Los días fueron pasando, entre trabajo y paseo, y llegó mi estancia a su fin. Debía regresar pero antes de coger el vuelo que salía por la noche tenía una cita obligada que mi guía -una jovencita alemana que apenas hablaba español y que pronunciaba un inglés muy extraño- me había obligado a aceptar. La verdad es que llevaba siendo muy desagradable con ella desde que me había recogido en el aeropuerto cinco días antes. Yo prefería estar solo, me gusta descubrir las ciudades perdiéndome en ellas, y su presencia me molestaba. Ella cobraba de mi empresa y se sentía en la obligación de acompañarme a todos lados. Así que el segundo día, ante la insistencia de recogerme en la puerta del Hotel, le hice llegar una nota por medio de un empleado del Kaiserhof Wien en la que decía que me encontraba indispuesto y que por lo tanto que me quedaba a descansar. Media hora después yo estaba caminando, feliz y sosegado, por la Ringstrasse camino del Palacio Imperial de Hofburge  y del Kunsthistorisches Museum. Lo mismo hice el resto de los días, pero la insistencia de la alemana -en esos momentos empece a entender que fueran capaces de sobrevivir y recuperarse de dos dramáticas Guerras Mundiales- hizo que el último día aceptara sus servicios.

Y la cita que me tenía organizada era la Visita al Palacio-Museo Belvedere con la obligada visita a la exposición artística pero, especialmente, al famoso cuadro de Klim "El beso". El edificio, soberbio, podía rivalizar en prestancia con otras grandiosas construcciones que llevaba admirando toda la semana.

La guía, empeñada en complacerme en su tarea (pues me había transmitido que se había sentido muy mal al no poder cumplir con su trabajo en los días anteriores... desde luego era alemana) hablaba con entusiasmo y pasión. Cuando llegamos delante del cuadro de Klim me pidió que lo observara con detenimiento. Me llamó la atención sobre el conjunto de laminillas de oro que conforman el manto que une a los dos protagonistas; me explicó la influencia bizantina de sus mosaicos en la obra; me hablo del toque oriental que se puede apreciar en los rostros; me informó sobre la "mala fama" que poseía Klim en la sociedad de su época por sus representaciones al que acusaban casi de pronográfico; idealizó sobre la sumisión de la mujer al hombre y finalmente, como si supiera todo de aquel cuadro, me narró el mito de Apolo y Dafne. Un Apolo que representa la lujuria y el deseo carnal y una Dafne que es la pureza virginal y que ambos están condenados por el Dios Eros a amarse y rechazarse eternamente.

Yo la mire con una sonrisa. Ella, con su español de película de los años 60, me inquirió:

-No cree, usted, mucho en el amor, ¿verdad?

Sin  tapujos le contesté:

-Es un invento de la sociedad para que estemos sometidos. Existe el deseo, la atracción, el cariño... pero el amor... Una falacia que nos quieren imponer para tenernos sometidos.

Seguimos viendo otras dependencias del Museo y al salir, con el objeto de pagar la cortesía que había mostrado -auténtica cortesía alemana- le propuse invitarla a comer al Émile, un bonito restaurante vienés que, coqueto y elegante, está en la calle Schottenring. 

Pedimos Carpaccio con alioli y la Lamm-Krone típica del local. En los cafés, mientras me trasladaba información sobre otros lugares de Viena -ella seguía creyendo que mi indisposición había sido verdadera- yo le pregunté directamente.

-Y tú? Tú crees en el amor?

Ella sonrió. Al principio dudó, pero luego me explicó que aun no había encontrado nadie que le produjese esa misma pasión que se muestra en el cuadro de Klim. 

-Pero si alguien me besase con esa muestra de dulzura y deseo pasional, con ese ardor y esa ternura, con ese ansia de poseerla pero a a la vez entregarse para ser su servidor...- se quedó callada un segundo.- Entonces, si, entonces estoy segura que lo amaría eternamente.

Y fue en ese momento cuando ella giró la cabeza y me señaló una pareja que comía a nuestra izquierda. Eran dos personas mayores. Curiosamente hablaban en español y por lo tanto deduje que estaban de visita turística.

-Los ve. Llevan toda la comida mirándose y devorándose con los ojos. Y eso que estoy segura que son muy mayores. Y se han besado al menos en tres ocasiones. Se han besado con esa pasión irrefrenable de que ese puede ser su último beso pero también con la dulzura infinita de que habrá siempre un beso esperando.

No pude dejar de observarlos. Incluso cuando pagué y me levanté para despedirme de mi guía y tomar el taxi que me esperaba en la puerta del restaurante volví a mirarlos con detenimiento. El tenía el pelo lleno de canas y la observaba con devoción, absoluta y entrega devoción, mientras le hablaba de la historia de la ciudad de Viena. Ella le cogía la mano con dulzura y sus pies se tocaban bajo la mesa. Ella era sumamente elegante, con una prestancia selecta y distinguida, y aprecié que era más joven que él. Tenía esa belleza perenne, inmensa, infinita, que parece aun engrandecerse con el paso del tiempo.

Pero soy un escéptico. Soy un auténtico escéptico. Un incrédulo. Nunca he creído en el amor ni creeré jamás. 

Ya en el aeropuerto volvió a mi cabeza aquella imagen. Quise justificarme en mi argumentación. Simplemente era la necesidad de evitar la soledad o simplemente la urgencia de compartir el momento por no atreverse a enfrentar la ausencia. No podía haber amor... o ¿acaso Apolo y Dafne, Klim y aquella extraña pareja española tenían razón?



sábado, 2 de diciembre de 2023

UN VESTIDO ROJO

 Como tantas otras noches llegó cansado al sillón. Se refugiaba en él -como dejándose abrazar por la tela  de algodón amarillo- y se entregaba a su comodidad después de un largo día de faena. Una infusión y un wisky. Siempre la misma rutina y siempre la misma monotonía. 

En ocasiones veía la televisión. En otras, simplemente se dejaba adormecer por las palabras de un libro que surgían -delicadas y solemnes- para llenar su mente de imágenes ensoñadoras.

Y dejaba morir el tiempo. Escapar las imágenes en la soledad de la ausencia prevista y aceptada.

Cuando se acercaba la medianoche se dirigía a la habitación. Con cuidado doblaba la ropa y se ponía el pijama y abría las sábanas blancas de la cama.

Sabía que la noche iba a ser larga. Como tantas otras noches cerró los ojos e intentó olvidar. Olvidar su ausencia, imaginarla, soñarla...

Y como tantas otras veces abrió su armario para comprobar que allí estaba. Aquel delicado vestido rojo que ella no se quiso comprar porque aseguró que era demasiado sugerente.

Y como tantas otras noches cerró los ojos y sonrió. Es cierto. 

Era demasiado sugerente... pero que hermosa estaba.

jueves, 30 de noviembre de 2023

UN DRAMÁTICO COMBATE

Encarados. Los ojos -fijos, profundos, ardientes, encendidos- se retaban. Uno frente al otro, rompiendo las distancias, rasgando los límites. Yo -inseguro- oponía mi orgullo a tu decisión. Tu -con tu espíritu temerario- refutabas mi prudencia con tu arrojo arriesgado.

Aparecíamos los dos enfrentados en un combate contra el sentido y la razón. Un combate que se antojaba salvaje y animal.

Dos seres humanos y la brutalidad de sus instintos más primitivos.

Era diciembre. Recuerdo que era una tarde de diciembre donde la luna había vencido y el frío se imponía como anuncio del ardor que iba a acontecer.

Y sucedió... se impuso lo irracional al sentido común, a lo lógico, a lo correcto. No fue posible ni el sosiego ni la calma.

Encarados... completamente encarados... tus labios se hundieron en los míos de forma feroz, mientras yo absorbía en aquella pugna toda la pasión que derramábamos.

Fue en esa tarde de diciembre cuando aprendí el verdadero sentido de la palabra besar.

viernes, 1 de septiembre de 2023

DIGNIDAD

DIGNIDAD

Secó las lágrimas que corrían por su mejilla como un torrente inagotable. Suspiró entre el pánico y la angustia. Apretó los puños conteniendo la rabia infinita que se acumulaba en su alma golpeada.

En su memoria volvía a aparecer la figura gris, opaca, violenta. Aquel rostro contraído y aquellos gestos despreciables.

¡Pareces idiota!...

Resonaban en su sien esas dos palabras... esas y otras muchas parecidas.

¡Imbécil! ¡No vales para nada!

Hundida en el barro inmisericorde del menosprecio continuo se había acostumbrado a la fragilidad eterna de un ser estéril e ineficaz.

Habituada a sentirse plenamente baldía, vacía de valor y capacidad, sujeta por la tiranía de la superioridad presuntuosa y vanidosa, había domado, sometido, esclavizado su voluntad con la finalidad exclusiva de evitar el conflicto, aquel lúgubre espacio donde siempre la violencia verbal acababa imponiéndose al sentido común.

Tantas y tantas jornadas de sometimiento, de dureza, de severidad ingrata e inmoral, que apenas era ya más que una marioneta que con terror divisaba los parajes oscuros que él iba creando cuando aparecía ante ella.

Y es en esa frontera... en la frontera en la que renunciamos definitivamente a la escasa dignidad que nos queda... cuando ella tomó la decisión venciendo al miedo, a la sujeción, al sometimiento cruel y a la tiranía.

Aquella mañana, al salir del juzgado, por primera vez se sintió -tras mucho tiempo- mujer. Plenamente mujer. Completamente útil. Íntegramente valiosa.

 

jueves, 3 de agosto de 2023

EL ÚLTIMO PASO

EL ÚLTIMO PASO

Amanece. Con sumo cuidado abre la persiana de la habitación mientras la claridad subyugante conquista el espacio tenue para llenarlo de vida. Es esa sensación lumínica la que le produce la mayor contradicción.

No se atreve a mirarlo. Le escucha respirar con dificultad, con aquellos estertores profundos y débiles. Se acerca a la cama e intenta erguirlo. Cada día le cuesta más pese a que cada jornada aquel fardo de huesos y piel empobrece y empobrece.

Hoy volverá a ser otra oportunidad. Se lo había prometido. Le aseguró que no le dejaría irse en aquel frío hospital. Le juró que no permitiría que perdiese la dignidad. Le garantizó que le ayudaría a marchar cuando él supiese que era todo imposible…

Y ha cumplido su palabra. Pero no le mira a los ojos. Se acerca a la jeringuilla cargada que está sobre la mesilla de noche. Frota con un algodón el pequeño trozo de piel que puede encontrar en aquel brazo vacío de vida. Clava la aguja y con sumo cuidado inyecta el líquido que contiene. Nota como el cuerpo se contrae. La morfina comienza a hacer su efecto. La respiración se hace más lenta.

Es ahora cuando se atreve a mirarle a los ojos. Le sonríe. Y comienza a hablarle, mientras que con un paño húmedo le lava la cara y el torso desnudo y encogido.

Le ha vuelto a mentir. Hoy tampoco toca irse. Tiene tantas cosas que contarle, tantas cosas. No cesa ni un instante de hablarle, de sonreírle profundamente mientras lo limpia. En ocasiones se le escapa alguna lágrima.

Después le arregla la cama y es, en ese preciso instante, cuando observa las otras jeringuillas de Midazolam y Propofol. Eran las que le hicieron llegar junto al Documento de Instrucciones Previas que se establecían en el Testamento Vital.

Ha cumplido su palabra. Sólo le queda ese último paso. Pero hoy tampoco será. Tiene tantas cosas, tantas cosas que contarle.