MAÑANA ES TARDE
-Quizás pudiéramos esperar a mañana.- le dije con absoluta humildad.
Ella me miraba con lástima. Con profunda lástima y con aquella ternura profunda y tenue que poseía y que le apretaba los ojos.
-Daniel. No hay más remedio. Es lo que debemos hacer.
-Pero... no podemos decidirlo mañana?.- volví a preguntar.
Fue en ese momento, en ese instante, cuando observé en el arenal la figura escuálida de mi hija. Volví la mirada a mi mujer. Sé que me amaba profundamente, siempre lo hizo. Me amaba sin límites y de forma especial desde que había nacido nuestra hija Andrea.
-Por el bien de todos debemos hacerlo ya... son ya casi dos semanas esperando y no hay novedades.- volvió a susurrar mientras las púpilas se le llenaban de lágrimas.
-Quizás mañana....- pero no tuve tiempo a acabar la frase.
El cuchillo se había clavado en mi corazón y sólo puede escuchar su lamento.
-Daniel, te quiero. Pero necesitamos comer, Y la carne humana necesita tiempo para asarse....
Y mientras agonizaba todavía pude escuchar:
-Andrea, mi vida, mañana podremos comer.
Comentarios
Publicar un comentario