LO ACEPTO... PERO NO INSULTEN NUESTRA INTELIGENCIA
Si, ya se que es cierto, aunque la utopía -siempre viva- deseara ardientemente otro paisaje.
Es obvio que las empresas nacen con el fin, lícito, de obtener beneficios económicos. El sistema se sustenta precisamente en que el éxito y rendimiento positivo permiten generar la expansión a otros ámbitos; el crecimiento y la creación de empleo, la mejora social y la aparición de nuevas oportunidades y nuevos campos de actuación que realimentan nuevamente el circuito económico.
No voy a ser yo quien dude de las "virtudes" de esa premisa inicial (aunque insisto, aun a riesgo de ser tildado de obsoleta, además de otros calificativos que supongo alguno ya me ha atribuido: ojalá existiera la conciencia generalizada que tuviera las agallas de contemplar la posibilidad de otros panoramas... que si son posibles).
Acepto el principio y, aunque me cueste mucho, acato el dogma convirtiéndome al capitalismo como un feligrés más: las empresas deben ganar dinero, y cuanto más ganen, mejor.
Aun voy más lejos y en mi devoción de "ilumninado" por la doctrina del liberalismo que algunos acuñan como filosofía de vida, puedo abanderar el eslogan: la sociedad tiene por obligación primordial fomentar el éxito financiero de las empresas.
Sin duda, convertido ya el último ateo que quedaba (esto es, el que redacta esta reflexión), el mejor ejemplo de lo dicho se reflejaba estos días en los periódicos de todo el país; los principales bancos de España, en los meses transcurridos del 2011, han ganado 41 millones de € cada día. Han leido bien; 1 de enero del 2011, 41 millones de euros (esto es, 6.900 millones de las antiguas y queridas pesetas); 2 de enero, otros 41 millones a la faldriquera....; 6 de enero, Festividad de los Reyes Magos, y otros 41 millones de euros sin salir de casa (que ese día no abrieron las entidades financieras)... Y naturalmente, a este ritmo, al final de año, la cantidad aproximada será de 15.000 millones de euros (por favor, intenten hacer el cálculo en pesetas que en mi pobre y reducida calculadora no tengo cifras para tamaña multiplicación)...
Esta cantidad es la media de la instituciones financieras, pues logicamente hubo entidades y bancos que ganaron y ganan mucho más. En todo caso, y los datos son proporcionados precisamente por la agrupación que aglutina a Bancos y Cajas, (para que nadie crea que es una maniobra del comunismo radical e insurgente) y solamente cuatro entidades sufrieron pérdidas (aquellas que finalmente fueron intervenidas por el Estado).
Es cierto que han visto reducidos sus beneficios de un 5% a un 20% (atendiendo a los beneficios obtenidos en el ejercicio del 2008, antes de comenzar la crisis)... Un dato de contraste; mi sueldo se redujo sólo en el último año en un 8% y me anuncian para este segundo semestre una reducción de otro 6%. Otro dato de contraste; mis ahorros ya no existen (100% de pérdida)... Aun así soy afortunado...
Y ahora me pregunto- y estoy seguro que son dudas de hereje, de recien convertido a la religión del capital, de la escasa y mala doctrina que poseo, de pecador irreverente- y que alguien me conteste para que no aparte del buen camino que me lleve a la salvación y al cielo del glamour y del lujo que promete el capitalismo: ¿como estos bancos, tan sufridos ellos, que no permiten que el capital circule, que el crédito llegue al ciudadano y al pequeno empresario? ¿como estos bancos y entidades financieras amenazan con el despido al tiempo que suplican más medidas de apoyo para salvaguardar el sistema financiero? ¿como los gobiernos permiten, con ayudas económicas y con la permisividad de prácticas abusivas a sus clientes que estos bancos se enriquezcan aun a riesgo de estrangular una parte esencial de la sociedad española? ¿como estos bancos pueden tener conciencia moral de explicar la razón social que los sustenta?...
Que si, que lo acepto, que me convierto, que soy del capital, que creo firmemente en el control absoluto de las vidas de los seres humanos por y para el dinero... pero, por favor, hagan algo para anular mi inteligencia que se revuelve de forma brusca, violenta y descarada -pecaminosa, sin duda- contra un sistema que acepta y considera válido este hecho.
Tengo miedo a condenarme por ser inteligente... Cuanto más cerca de la perfección están los idiotas.
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