COLECCIÓN
Sé que mamá lo sabe. Ella entiende que me gusta. Aprendió a comprender que cada uno tenemos nuestras manías. Y además soy su hijo.
Solo es una colección como otra cualquiera. Hay quien lo hace con sellos. O con cromos de futbolistas. O con pegatinas. O con soldaditos. Y Andrés, el más raro de clase, lo hace con bichos disecados y con minerales que tienen nombres muy raros.
Yo solo colecciono huesos. Comencé con los que iban sobrando de comer el pollo, el conejo los domingos, o incluso cuando la tía Carmen, en carnaval, hacía la cabeza del cerdo en la laconada familiar.
Huesos grandes y pequeños... pero solo huesos. Protegidos en envases con tapa hermética y su dosis de agua oxigenada.
Solo huesos.
Y mamá lo sabe.
Lo que ella desconoce es que me he hecho muy amigo del hijo de enterrador y ahora pasamos las tardes juntos excavando las tumbas más alejadas y solitarias.
Pero tampoco es necesario contarle todo a mamá. Solo es una colección... como otra cualquiera.
Comentarios
Publicar un comentario