LO QUE DE VERDAD IMPORTA
Eva hacía lazada doble a los cordones de los zapatos.
Puede parecer un detalle insignificante, pero la lazada doble advierte perseverancia en lo que uno quiere y cree, señala ansia de protección de lo que uno tiene, e indica tenacidad en la defensa de lo propio.
Era hermosa. Muy hermosa. Elegante. De buena familia, con numerosas propiedades y un valiosísimo patrimonio que me aseguraba el futuro para siempre. Además le encanta viajar, tenía casa en Montpellier y en Miami, hablaba idiomas y era una amante excepcional. Y, en la ecuación de la perfección para que todo encaje en la tiranía del azar; ella estaba locamente enamorada de mí.
Por eso, cuando en aquella cena en el Ritz delante de su familia y amigos, se saltó todos las normas de protocolo y pidiendo silencio, con una amplia sonrisa, se dirigió a mi pidiéndome en matrimonio, yo no tuve ninguna duda. Un atronador aplauso validó oficialmente mi “sí quiero”.
Luego llegaron los postres, el baile y la fiesta. Recuerdo que el padre de Eva me llevó a un salón individual. Me trasladó la enhorabuena; me recordó el paso solemne que acabábamos de dar y para alejar cualquier duda que pudiera surgir me reafirmó como Director General de su empresa de Telecomunicaciones con un incentivo del 10% de las acciones de la misma y un apartamento en el Barrio de Salamanca. Alabé su generosidad y le indiqué que no era merecedor de tanta atención; que casarme con Eva ya era un privilegio en sí mismo.
Fue entonces cuando me lo preguntó:
-Y ahora dime, Martín, ¿qué es lo que más te enamora de mi hija?.- me lo preguntó como si supiera claramente la respuesta.
Yo debía ser sincero. No lo dudé.
-Me encantan muchas cosas de su hija pero, especialmente, que hace lazada doble a los zapatos.
Me miró, socarrón, o acaso incrédulo, o acaso con intención de echarme de allí a bofetadas. Pero empezó a reírse con una sonora carcajada.
-Está claro que tienes ironía… eres galleguiño, galleguiño… - seguía riéndose.- Lazada doble…..
Me quedé solo en el salón. Sabía perfectamente que nunca me iba a llevar bien con mi futuro suegro.
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ResponderEliminarSin duda alguna la doble lazada es realmente importante.
ResponderEliminarAunque con total seguridad... no todo el mundo sepa apreciarlo!