QUERER
Está claro que lo quiero. Es el hombre de mi vida. Desde que lo vi, lo supe... Está hecho para mí.
Y ahora, no voy a negarme. Estamos jugando todo a rojo o a negro. Bueno, jugando las deudas que él ha ido cosechando en su torpeza durante los tres últimos años.
Es cierto que todo lo hacía por mi. Por cuidarme, por darme lo mejor, por ofrecerme aquello que él pensaba que yo necesitaba.
Pero yo sólo precisaba su presencia. Solo su cariño. Solo su ternura. Solo saber que era mío... y no del juego.
Y la ruleta juega... y sale negro... Y me corresponde aceptar una triste victoria. Llegaré a casa y al menos sabré que podemos empezar de nuevo. Sin deudas.
Ahora solo queda satisfacer como corresponde a ese imbécil que frota sus labios con misera lascivia mientras no deja de mirar los firmes pechos que me marca este vestido negro que tanto me gustaba.
Está claro que lo quiero.
Comentarios
Publicar un comentario