SORPRESA, SORPRESA

 

Realmente está siendo un esfuerzo terrible. Me está costando muchísimo llegar hasta casa. Hasta mi casa... pues aunque ella se empeñe en que olvidarme, esa sigue siendo mi casa. Aleteo con los brazos, casi sin energía, y arrastro mi cuerpo por la hierba del verde jardín. Ya puedo distinguir la ventana de la habitación protegida por la florida hortensia lila que tanto le gusta. 

Llevo manchada toda mi ropa, las rodillas se deshilachan y noto la ausencia de un ojo que me impide observar adecuadamente.

Soy apenas un despojo de lo que representé en el pasado. La más bella, la más deseada, la más atrevida. 

¡Cuánto me amó y yo... cuánto la quise!

Tengo que lograrlo, tengo que regresar. Me acerco en un último esfuerzo. Con el escaso aliento que conservo consigo asirme a las ramas de la planta y entrar por la ventana. Y allí, en el alfeizar, observó su cama vacía de cualquier detalle, cubierta con un blanco edredón y un gris cojín de tafetán negro. La estancia está vacía y observo que todo ha cambiado en ella. Han desaparecido los organizadores de madera ocre; el perchero rosa, la alfombra de nubes... Nada queda de lo que yo conocí, incluso las paredes azul pastel coronadas con aquella cenefa arco iris ha sido borrada por un sobrio gris claro sin ningún detalle. Tan solo adivino, sobre un escritorio lacado en mate, la imagen de ella enmarcada... Y allí, se puede adivinar, al fondo y junto a otras cosas, mi presencia. Recuerdo bien que fue cuando comenzó la Primaria... ¡Cómo olvidar aquella sonrisa!

Reflexiono sobre que hacer. Ya nada es igual. Pero debo ser fuerte. 

Me dejo caer en la cama, apoyada sobre la almohada.  Debo recuperarla. Recuperar su sonrisa.

Allí espero. Pasa el tiempo que me parece toda una vida. Pero escucho el ruido de la cerradura de casa y su tono de voz. 

Nerviosa, aliso mi vestido e intento tapar algunas de las manchas que asoman por todos lados. Estoy segura que la voy a sorprender.

Estoy segura que ella, en el fondo, nunca quiso abandonar en una cuneta, al lado de aquel contenedor abarrotado de bolsas de basura, a su muñeca preferida.

 

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