EL ABUELO

 Hoy he vuelto a ver al abuelo abriendo el mueble-bar y sirviéndose un chupito de whisky. Lo hace, a escondidas, cuando mamá y papá van al supermercado, o salen a cenar o quedan con unos amigos.
Siempre igual: abre despacio la botella, se sirve sobre unas piedras de hielo, lo agita y lo bebe mirando al pasillo, como si esperara algo o a alguien. A veces me sonríe y me hace callar llevándose un dedo a los labios.

No entiendo por qué mamá dice que no hable del abuelo. Que ahora le toca descansar, afirma con rudeza y elude el tema. 

Pero yo sé que él no descansa, lo escucho caminar por el pasillo por las noches, el tintineo del vaso contra el mueble, su tos suave antes de volver a sentarse en el sillón.

Ayer le conté a mamá que el abuelo estaba bebiendo otra vez. Se puso pálida, dejó el plato en el fregadero y se quedó mirando hacia el salón, muy quieta. Hoy, en cuanto se ha levantado, ha limpiado el mueble-bar y ha tirado todas las botellas. Después ha cerrado la puerta con llave y se ha quedado un rato mirando el sillón vacío. Finalmente ha metido la mano en el mandilón que lleva puesto y ha sacado una estampa donde había una cruz y bajo ella el nombre del abuelo y la frase "falleció a los 82 años".

 Pero yo sé que el volverá.

Comentarios

Entradas populares