MARY LADY
Todos hablan en el colegio de Mary Lady.
Yo, como como conserje y persona con más antigüedad en ese centro, no dejo de explicarles que esa es una leyenda que no tiene ni pies ni cabeza. Que es una historia que alguien inventó cuando había internado. Cuando las noches eran muy largas y cuando las almas podían inquietarse con cualquier motivo. Que no pueden existir ni lamentos nocturnos, ni lloros, ni ruido de cadenas... Que todo es un simple cuento para meter miedo a los más jóvenes. Una historia que sobrevuela de generación en generación como obligada forma de perpetuar el poder de la edad.
Padre e hijos quedan tranquilos. En el fondo es bonito mantener esa tradición pero también es mi obligación transmitir tranquilidad.
Lo que me está costando más es mantenerla a ella callada.
Lleva ya 30 años encerrada en aquella habitación y, en ocasiones, cuando de noche le subo la comida es muy difícil controlarla y evitar, entre gritos y brutales aspavientos, que logre escaparse...
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