DESILUSIÓN

 -Increible, no te lo vas a creer.- le empiezo a contar a Javier mientras me desnudo frente al espejo de la habitación del hotel que tanto nos gusta.- El me lo negó sin ningún tipo de vergüenza, ni tan siquiera dudó un momento.

-Por cierto, ¿no me notas un poco más hinchada? Bueno, no digas nada. Tu siempre me ves guapa, pero yo te digo que la nueva dieta no me está ayudando en nada.

Dejo el vestido en una percha y coloco la ropa interior sobre la repisa. Nunca me ha gustado que mis braguitas toquen el suelo. Observo a Javier, mirándome desnudo desde la cama, con esa admiración que me profesa desde hace tres años, desde que lo conocí aquella tarde en el gimnasio. Noto que me desea pero yo necesito seguir hablando antes de entregarme a él.

-En serio. Fíjate que desilusión me he llevado. Yo que siempre pensé que Paco era incapaz pero el otro día, buscando unas cosas en el despacho, vi como en su ordenador tenía algunos correos subidos de tono con la chica nueva de prácticas que le ha empezado en la Oficina... Bueno, tampoco es que sean terribles... pero ya les vale... hablan de quedar algún día para tomar un café... que le alegra mucho verla por las mañanas... y que tiene una sonrisa muy bonita... 

-¿Cómo le puedes decir? Eso... Paco... es que le quieres tirar los tejos... Pues, no sabes que desilusión me he llevado. Mi Paco, tan formal siempre, tan serio... y se pone a coquetear... y cuando le monto un espectáculo me lo niega y me dice, entre lágrimas, que le habla así porque le recuerda a su sobrina, la hija de su hermana a la que tanto quiere...

¡Paco... Paco... que se te ve el plumero! 

-¿No me dices nada Javier?

Pero ya no le dejo que me conteste. Mis labios se han hundido en su boca y mis pechos se agarran a sus manos. Necesito relajarme un poco... me ha desilusionando mucho Paco.

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