EL AMOR DE TU VIDA

 Acaban de regresar del viaje a París. La noche estrellada a la orilla del Sena; los paseos infinitos por Montmartre; las bulliciosas comidas del Barrio Latino; las compras en los boulevares de Saint-German-des-Prés con el obligado cóctel exquisito y delicado en Les Deux Magots o en el Café de Flore... y la belleza romántica de una semana inolvidable y entregada a la pasión y al deseo.

No ha habido ni un solo momento para la monotonía. Risas, abrazos plenos, deseo sin límites... y docenas de instantes de soberbio magnetismo. Sin duda... es el hombre de su vida.

Por eso ahora, mientras lo observa en el control del aeropuerto y le regala una amplia sonrisa preñada de ternura y entrega, surge el único instante gris; es una lástima que mañana, después de tomar su zumo, se tenga que retorcer en una mueca de dolor que le mantendrá rígido hasta el fallecimiento... Es tan perfecto, que bien podría haber sido el hombre de su vida.

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