LECTURAS

 Toda la noche leyendo y ahora, con la cabeza reposada en el sillón, los primeros rayos del amanecer la despertaban amablemente.

Había sido apasionante la lectura. ¡Que maestría para narrar el crimen, con todo lujo de detalles, el hombre amordazado y atado al cabecero de la cama, y la pericia de la mano asesina para, con sabia destreza, retirar toda la piel del cuerpo y depositarla en el suelo a modo de alfombra! 

Luego en una bolsa, el conjunto de vísceras y órganos, todos en diversos envases, rotulados y señalados como una primorosa muestra expositiva de anatomía humana. 

Realmente el arte narrativo de la obra era grandioso, impactante.  

Un nuevo bostezo, la mirada esquiva hacia el brillante amanecer que llenaba la ventana de claridad, decidió levantarse para hacerse un café y enfrentar un nuevo día.  Pero, tras levantarse,y antes de esa taza humeante que tanto deseaba, tuvo que esquivar los múltiples restos de sangre que inundaban la habitación mientras miraba para aquello que se asemejaba a un cadáver despedazado sobre su cama.

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