RECUPERARLO
Hace tiempo que noto su indiferencia.
Recuerdo perfectamente ese instante en el que nos conocimos: fue un amor a primera vista. En seguida, saltaron chispas entre los dos. El -con su porte distinguido y cariñoso trato- me hizo volver a confiar en los hombres. Yo, bulliciosa y algo alocada, me mostré sumisa y dispuesta para atender siempre sus caprichos.
Me adapté totalmente a él. Cumplí con sus ansias y deseos y eramos la envidia, especialmente, en nuestros paseos matutinos y nocturnos que tanto nos agradaban.
Pero ya nada es igual. Todo ha cambiado. Sus caricias se hacen de rogar y hay días en los que ni tan siquiera me dedica un minuto.
Y todo es desde que apareció ella. Esa intrusa que se cree tan especial.
Tengo que decidirme definitivamente o lo perderé para siempre.
Cuando se acerque a la ventana saltaré sobre ella. No podrá sobrevivir a una caída desde un noveno piso, por muchas vidas que tenga una gata... Eso lo sabe hasta una perra tan poco instruida como yo.
Comentarios
Publicar un comentario