RISA
La primera vez que escucharon la risa, fue debajo de la tierra.
Era una risa antigua, rota, como si el mismísimo mundo se burlara de los vivos. Luego brotó: un espíritu diminuto, un ser de humo y dientes, que flotaba entre los árboles del pueblo.
Pero la suya no era una risa agradable, satisfactoria, armoniosa... No.
Su risa era plomiza y oscura. Impregnaba la mente de tinieblas y temores.
Quien la oía, primero soltaba una esbozo de sonrisa, luego se agarraba a los sentidos impidiendo parar.
Se reían mientras discutían, mientras caían enfermos, mientras enterraban a sus muertos. El espíritu danzaba en el aire, creciendo con cada carcajada, tomando forma, volviéndose un dios hecho de risa desesperada.
Los ancianos, siempre más sabios, comprendieron entonces la verdad: no era una simple maldición, una apariencia fantasmagórica, una maldita enfermedad
Era el eco de un universo que había fallado, un recuerdo de un mundo anterior donde la risa no era alegría... sino la última reacción del cuerpo antes de romperse por completo.
Y ahora, el eco buscaba un nuevo hogar.
Un nuevo hogar en algún ser vivo que estuviese cercano a fallecer.
Esa oscura risa que -como paradoja- nos hace acercarnos gratamente a la tenebrosa oscuridad.
Muy bonito
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