SER FELIZ
Todos los viernes son iguales. Ella ocupada en mil tareas y consumiendo el tiempo sin descanso. Él, absorto en las obligaciones familiares sonríe, devoto, mientras comienza el fin de semana.
Por la noche, con calma, será un buen momento para planificar los días siguientes. Nada extraordinario; acaso una cena con amigos para salir de la rutina o una comida familiar en la casa de la playa el domingo.
O quizás ni eso; en ocasiones dejan morir el sábado llenándolo con más ocupaciones y organizan el domingo con la planificación de la próxima semana. Es cierto que no se olvidan de la pasión. Siempre hay tiempo para la ternura pero, normalmente, también suele estar planificada. Y, anclados en la monotonía, llega una nueva semana a la que saludan con nuevas esperanzas de que algo extraordinario acontezca.
Ella y él... él y ella... cada uno finge ser feliz.. Y acaso se aproximen mucho a la felicidad.
Son, a su manera, dichosos...
Y mientras los días se suceden como caen las hojas en otoño, ella en todo momento piensa en que hará él... y él, mientras tanto, no deja de pensar en que estará haciendo ella.
Comentarios
Publicar un comentario