ESTUDIAR MATEMÁTICAS

Dice mamá que me estoy quedando en los huesos de tanto estudiar y la abuela, cuando me trae la merienda, siempre insiste en que no puedo tener los ojos todo el día entre libros, que tengo que coger la bicicleta e ir al parque.

Pero yo sigo estudiando y estudiando matemáticas. Ahora estoy con las matrices y derivadas, y la próxima semana me dedicaré a logaritmos. Tengo todo programado. Antes de que llegue el verano debo haber comenzado con problemas de álgebra abstracta y geometría proyectiva.

Es la única forma de garantizar mi futuro. Es una clara, clarísima, inversión  a largo plazo. Y aunque esté acabando Primaria y parezca todo algo ambicioso es la forma más segura de garantizar un prometedor mañana...

De hecho todo ha cambiado desde que la profe Sara explicó los sistemas de magnitudes y la relación entre las unidades de volumen y capacidad. Desde ese día todo ha sido distinto y ahora tengo la certeza de que tarde o temprano tendré éxito, el mayor éxito que cabe esperar.

Y todo va por buen camino; todo sigue un plan desde que hace tres semanas Paloma me preguntó como podía calcular la capacidad en mililitros de un cubo de un decímetro de arista. Ahora en el recreo me pide que le explique como realizar el área de un hexágono regular y, mientras yo le ayudo con los deberes, ella me regala sonrisas... e incluso, ayer, nuestras manos se tocaron al intentar coger la goma de borrar para corregirle una división con decimales en la que se había equivocado... 

Uff, que ganas tengo de que las matemáticas se compliquen mucho más.

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