PIEL

 La primera vez que lo vi me produjo cierto desagrado.

La piel que podías vislumbrar de su cuerpo estaba absolutamente matizada y coronada de infinitos tatuajes.

Cuando se quitó la camiseta pude comprobar que todo el dorso y la espalda eran un inmenso lienzo repleto de infinidad de motivos y representaciones.

Desde el pie hasta la cabeza no existía ni un solo lugar en su epidermis que no hubiese sido decorada.

Pero la más llamativo sucedió cuando -al observar mi profunda sorpresa y admiración- con enorme delicadeza comenzó a bajar una cremallera tatuada que descendía desde su cuello hasta sus nalgas, escoltada en ambas clavículas por dos soberbios dragones alados.... Y tras bajar la cremallera, se quitó la piel y apareció una segunda capa donde surgía un soberbio palacio oriental con sus puertas abiertas amparado por inmensos nenúfares.

Fue entonces cuando lo dije: ¿qué hay tras el umbral de ese edificio?

Y  él sólo sonrió...Y el sueño comenzó.

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