DIARIO DE UN ASESINO
Martes, 12 de abril
Hoy el carnicero me sonrió como si yo no fuera diferente a los demás.Me vendió medio kilo de hígado. Realmente no me hacía falta. Es cierto que encebollado me gusta... simplemente quería observar el corte de su cuchillo sobre la víscera. Lo envolvió con delicadeza. Luego me sonrió y me dijo que seguro que me gustaría. Yo también lo sonreí. Y pensé en el cuchillo y en su figura.
Jueves, 14 de abril
Los vecinos del 4B siguen discutiendo. Si alguno desaparece, nadie se molestará mucho. Tomaré nota.
(No por eso. Por precaución.) Pero estoy seguro que algo sucederá.
Domingo, 17 de abril
Volví a ver a Clara en el parque. Esa forma suya de caminar como si el mundo no la tocara. La sigo desde hace tres semanas. Hoy me miró. No como sospechando… Más bien como agradeciendo. Me sentí por un momento, y extrañamente a lo que suele suceder, desarmado y confuso. Pero me gustó. Es una pena que todo tenga que suceder siempre así.
Miércoles, 20 de abril
He limpiado todo. Dos veces. No quedaron rastros. A veces creo que ni yo estuve ahí. Pero el silencio que dejan… ese siempre queda. Sobre todo esa extraña sonrisa o mueca que muestran en el momento de la despedida. Lo único confortable es que ya no discuten los vecinos.
Viernes, 2
Clara no ha salido en dos días. Quizá se dio cuenta de que algo estaba pasando. Quizá me está esperando y puede que se haya fijado en mi mirada. O quizá… simplemente no quiere que el mundo la toque.
Sábado, 23 de abril
La policía vino al edificio. Preguntaron por el 4B. Me ofrecí a colaborar, por supuesto. Siempre he sido muy servicial. Cuando se fueron yo salí al patio común del edificio y Clara me guiñó el ojo desde su ventana.Creo que lo entendió. Creo que tenemos una extraña complicidad
Lunes, 25 de abril
Hoy no he matado a nadie. Y me siento… extraño. Vacío, como si el mundo no me mirara. Ahora entiendo a Clara. Hoy me ha mirado de forma que me pareció despectiva. Quizás le he fallado.
Viernes, 29 de abril
Hoy Clara me ha regalado su última mirada. Ha sido toda para mi. Una entrega total mientras la degollaba. He notado su admiración en ese instante. No podía defraudarle. Lo de corregirme por amor era un completo error.
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