LECCIÓN

 La culpa fue de la madre. Será idiota. Anda que la ha armado buena.

Naturalmente que el niño era un consentido. Desde pequeño ya mostró ese carácter soberbio y radical, y nadando en la opulencia pues naturalmente que se fue convirtiendo en un pequeño monstruo caprichoso y malcriado, con un carácter antojadizo y veleidoso. Pero no era muy diferente de los otros engendros cuyos padres comparten sillón conmigo en el Club Financiero.

O sea que solo había que soportarlo. 

Pero ella que no... que había que enseñarle... que darle una lección... que tenía que aprender el valor de las cosas... que no lo estábamos haciendo bien.

Y yo, por no escucharla, le retiré al niño la asignación mensual, y el piso  y el coche, y le anulé las tarjetas y le obligué a que comenzase a trabajar en la más ruín de mis empresas y en el puesto más bajo del escalafón...

Y vaya, pensé al principio que la cosa aun iba a funcionar. De hecho, pese al golpe social y moral que supuso un cambio tan drástico, cuando preguntaba por él a sus superiores no me daban malas referencias. 

Solo iban a ser unos meses. Solo un par de meses. Pero... joder, como cambian las cosas en un instante. A la semana ya estaba abanderando una protesta en la fábrica. A los quince días se convirtió en un líder social que reclamaba mejoras salariales y laborales para todos mis trabajadores. Y ahora mismo, lo estoy viendo en la televisión convirtiéndose en un icono popular al liderar la protesta contra los grandes empresarios del país.

Y la de millones de euros y de "amigos" que me está costando a mí la puñetera lección de sacrificio y compromiso que mi  mujer quería darle al niño. Que ya se lo dije... que para vivir en paz es mejor un imbécil rico que un justo pobre.

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