EL PADRE
No me pongas esa cara... ¡No, esa cara no!... Ni me mires, juzgándome y pidiéndome explicaciones.
Ya sabes que siempre fui una cabeza loca... Ya lo sé... me lo repetiste mil veces... pero me puede la calle, y la noche, y la juerga... Y sabes que nunca fui convencional, y lo de ser madre soltera fue una decisión alocada pero ahora ya está tomada.
Y soy así. Así... y no puedo cambiar.
¿Que quién podría ser el padre?... Uff, mamá, que sé yo....
No tengo ni idea.
¿Por el parecido? Pues no lo sé... Y además que responsabilidad va a asumir él ahora...
Apenas me acuerdo yo de aquellas veladas en las que veíamos amanecer para irnos derrotadas a dormir y siempre mal acompañadas... Hubo tantos, todos encantadores y todos tan delirantes como yo.
Pero me da que lo peor no es la inmensa maraña de pelo que le cubre todo su cuerpecito, ni tan siquiera esa uñas tan afiladas que se asemejan a garras... lo peor es que hay noches en las que me resulta imposible dormir... no para de aullar en la ventana al brillo de la luna.
Está claro, mamá, que va a darnos mucho trabajo este bebé.
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