INESPERADAMENTE
Hay que esconderlo todo pronto. Mamá ya ha llamado al videoportero. Y no puede enterarse de nada. Recogeremos con toda celeridad el salón.
Apagaremos las velas y abriremos las ventanas para que se vaya el olor a incienso. Esconderemos el tablero de la güija en la habitación de Alfredo, que está en la Universidad y nadie entrara allí hasta el verano.
Tiraremos a la basura los ajos pelados y las hojas de laurel. No se dará cuenta de nada.
Lo único que me puede preocupar es que hacemos ahora con la "abuelita". Hace tres años que la habíamos enterrado y hoy se ha presentado inesperadamente mientras movíamos el puntero de las letras.
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