EN PAZ
La luz se fue justo cuando cortaba la carne. Siguió comiendo en silencio, sin inmutarse, mientras la oscuridad lo envolvía todo.
Frente a él, ella seguía sentada, inmóvil, con los ojos abiertos, vidriosos. Estaba elegante, hermosa, sensual, con ese atrevido vestido blanco que tanto realzaba su figura.
La vela apenas iluminaba su rostro y su delicado cuello, todavía marcado por los dedos que la habían estrangulado.
Él sonrió satisfecho. Por fin una cena en paz.
Comentarios
Publicar un comentario