PROFESIONAL
Hay datos que me sobran. Yo soy una estilista. Y no necesito más detalles que aquellos esenciales para desarrollar mi trabajo. Lo que desea el cliente y ya está. No era necesario añadir detalles.
Lo he lavado con agua tibia y los productos habituales. Limpiado la piel con delicadeza, peinado el cabello y recortado la barba canosa que asomaba algo descuidada.
Le he ayudado a sonreír y le he aplicado un maquillaje discreto para unificar el tono de piel, disimular algunas manchas y corregir algunos defectos.
Lo he vestido cuidadosamente, con esa camisa blanca que tanto le gusta y el traje negro de corte fino y distinguido.
Está hecho un pincel. Un auténtico caballero. Elegante, gentil, y yo diría que incluso, con un toque refinado que le aporta una prestancia señorial.
Luego, colocado sobre el ataúd, he abierto la cortina del salón.
Al verlo nadie podrá decir que está ante el cuerpo de un maldito violador en serie.
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