ESPECIE A EXTINGUIR
Era la feria más esperada. El espectáculo que toda la galaxia anhelaba y deseaba. Era el objetivo de anticuarios, de coleccionistas del pasado, de todos aquellos que atesoraban recuerdos de hace centurias y centurias.
Imposible defraudar. Lo primero que descubrías eran aquellos viejos cobots o robots colaborativos que podían interactuar de forma muy rudimentaria. A su lado se podían encontrar manipuladores móviles autónomos que habían sido muy útiles en las tareas de ensamblaje, atornillado o embalaje en las primitivas factorías mecanizadas. Incluso se ofrecían los antiquísimos gemelos digitales de la robótica y los prehumanoides.
Y naturalmente también se acumulaban todo tipo de dispositivos de inteligencia artificial, concreción del pensamiento y plasmadores de visión generativa en todas las dimensiones.
Pero la estrella de aquella feria fue, sin ninguna duda, aquella extraña jaula donde se exhibía una especie antiquísima, algo que denominaban ser humano y que llamaba la atención por su fragilidad. Y lo mas curioso es que cuando apretabas un botón de descarga laser que impactaba en un blanquecino y endeble cuerpo salía una especie de liquido acuoso de sus extraños ojos... Los expertos decían que eso era un sentimiento. ¡Que extraña palabra! No he sido capaz de averiguar su significado. ¡Sentimiento!
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