UN NUEVO CUENTO

 Yo ya sé que me entenderán mal. Que después de mi misiva me van a criticar. Dirán que soy poco integradora e inclusiva. Que no empatizo y que no merezco los halagos que la historia me ha regalado.

Sé que va a suponer un cambio radical en mi trayectoria y que me voy a enfrentar a cientos de miradas acusadoras. Una joven sin corazón. Un ejemplo de exclusión y discriminación. Un muestra de intolerancia y segregacionismo...

Pero debo decirlo. Escapar de aquella odiosa y operada reina, que se creía un bellezón pero que tenía más bótox que su marido oro en las arcas, para acabar con siete enanitos -de los cuales ninguno tenía la discapacidad reconocida- y que no eran un ejemplo de limpieza (¡por algo eran mineros!) y donde había gruñones, muditos, tímidos, tontos y mandones y... ¡para colmo de males!... condenarme a dormir y ser rescatada por el beso de un príncipe con el aliento maloliente a ajo podrido y con ademanes de liga LGTBI no es el mejor futuro que se le puede ofrecer a una princesa...

Que bien hubiese hecho yo matriculándome en el Programa de Diversificación de ESO y dejarme de tanta literatura para convertirme en una estrella del papel couche.... Qué bien hubiese hecho! 

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