LO QUE CUESTA RECUPERARME

 No hay ser más popular que yo. Todos lo reconocen. He derribado cualquier barrera y nadie se atreve ahora a plantear la más mínima duda sobre mi futuro. Es increíble como ha cambiado el panorama.

Y pensar que cuando me dejó Martín me hinché a llorar como si hubiese enviudado, me negaba a salir de casa y todos se hacían cruces cuando veían mi pinta de desvariada. Aun más sabiendo lo tímida que siempre he sido y la dificultad que he tenido para tener relaciones.

Estaba segura que no levantaría cabeza. Pero aquella oferta que me apareció en el móvil lo cambió todo.

El mes pasado Sandro, un cubano de dos metros y más bueno que el pan, me llevó a cenar al restaurante en el que solíamos coincidir los amigos los segundos sábados de mes. Naturalmente que saludé y se lo presenté a todos... pero cenamos en una mesa separada. Vi con que envidia me miraban Celia y Marga mientras me dejaba acariciar la mano en los postres.

El sábado, mientras tomaba una cervecita con las niñas después de una tarde de compras, me encontré con Javier, un nuevo amigo que he conocido y que es piloto. Iba guapísimo y elegantísimo con su traje azul y se sentó a mi lado mientras las niñas lo observaban de arriba a abajo. No paramos de reírnos y de hacernos confidencias y el acabó sugiriendo en voz alta que un día que librase le encantaría enseñarme todos los secretos de un avión.

Y ayer... ayer fue explosivo. Cuando me presenté con Rubén los teléfonos empezaron a arder. Todos, absolutamente todos, comenzaron a arrinconarlo a preguntas, pero él solo tenía ojos para mí... para mí y para el Maserati azul descapotable que había aparcado al lado de la terraza.

Hoy no han parado de llegarme mensajes. Incontables mensajes... incluso alguno de Martín que, naturalmente, no he leído todavía

Voy a esperar aun una semana más. Solo una semana. Bueno... tampoco me puedo permitir gastarme mucho más en esta promoción. Cada cita con un actor me sale en una pasta... pero hay que reconocer que no escatiman en atrezo.

Comentarios

Entradas populares