HAY UN MOMENTO
Hay un momento en que el amor decide volar, escapar hacia el éter, y dejar en el nido -para que el vacío no sea insoportable- retazos de cariño, un incontable apego y la estima necesaria para permitir que el afecto se imponga donde antes vivía la pasión, la entrega y la devoción.
Es un instante del que no somos conscientes, donde todo sucede, y la voluntad muda para convertirse en compañía sosegada, en ocasiones hueca, pero llena de recuerdos infinitos que pesan sobre el alma para atarla al destino escrito.
Sucede la vida, su devenir sabio y milenario, y es entonces, cuando miramos a los ojos de quien nos acompaña y vemos serenidad, apoyo, generosidad...
Hay un momento -nunca sabemos cuando- que el amor se convierte en otra cosa... Y hay que saber querer también esa ausencia del verdadero querer.
Hay un momento en que, como estrella fugaz, adivinas en el cielo la perfección y observas que aquel poderoso sentimiento sigue iluminando las noches, lejos de ti, para permitir soñar con la esencia de lo más hermoso. Y es ahí cuando comprendes que vivir plenamente es todo ello. Infinito, siempre, infinito afán imposible... pero infinito empeño que sustenta todo lo demás, como un alma gemela.
Comentarios
Publicar un comentario