RECUÉRDAME POR QUÉ
La miro sorprendido. Ella me habla con dulzura, suavemente, pero pese a su dócil apariencia no se quien es. No sé que hace en mi casa, ni por que me está haciendo una infusión, ni por que me ajusta las zapatillas en los pies.
No debería estar aquí. Esta es mi casa y yo no quiero que nadie esté en mi casa sin mi permiso.
La vuelvo a mirar. Sigue sonriendo y hablándome sin que logre entenderla, comprender lo que me dice.
Comienzo a respirar agitadamente y es entonces cuando ella coge un álbum fotográfico y, con suma delicadeza, señala una imagen en la cual aparece una hermosa mujer, con un vestido rojo, al lado de un hombre que la mira fijamente mientras al fondo se distingue la Torre Eiffel.
-Nosotros, te acuerdas? ¡Qué bonito fue aquel viaje a París!
Y de pronto, mi respiración se comienza a calmar y mis ojos se dirigen de nuevo a ella. Se parece a la chica de la fotografía... pero no identifico a la persona que le acompaña.
Regresa la paz... está en mi casa, no sé quien es, pero ya no me preocupo.
Sorbo con dificultad un trago de la infusión que me ha preparado y una frase me viene a la cabeza:
-Recuérdame por qué te quise.
Y casi sin darme cuenta, paso las páginas de aquel álbum mientras la escucho hablar de lugares que no se donde están.
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