RAZONES
Papá hacía tiempo que no discernía entre la realidad y el pasado. Sufría muchas pérdidas de memoria, tenía dificultad para comunicarse e incluso para resolver las tareas diarias más sencillas.
Pero era mi padre y yo no quería trasladarlo a una residencia. Además confiaba plenamente que el nacimiento de mi hijo le ayudaría a mejorar.
Y parece que así ha sido. Al principio reaccionó extrañado, incluso desconcertado. Pero ahora reclama todos los días al bebé y notamos que eso le tranquiliza.
Ha comenzado a sonreír, a estar más activo, incluso ahora le comienza a hablar.
Ayer le escuché en el salón como le susurraba secretos mientras lo acariciaba con una ternura inusitada como si fuera su propio hijo.
Hoy he llamado a la Residencia Geriátrica "El Pilar" para solicitar una entrevista.
Ya entiendo la razón del color verde de mis ojos y porqué mamá lloraba tanto pensando en la ausencia repentina de mi padrino, aquel compañero de Universidad que desapareció en una excursión que hicieron a la sierra.
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